"Y yo rogaré al Padre, y os enviará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis porque mora en vosotros, y estará en vosotros." San Juan 14:16-17
Él ha venido para ayudarnos, para consolarnos y para enseñarnos lo que debemos hacer. Era necesario que Cristo muriera en la cruz, por lo tanto tendría que irse a la gloria que Dios Padre tenía preparada para Él; por lo cual nos envió al Espíritu Santo para que nos ayudara y para que nos recordara lo que debemos hacer y como debemos proceder.
Sabemos que nosotros no tenemos lucha contra carne ni sangre (Efesios 6:12), o sea que nuestra lucha es espiritual, y nuestro proceder, nuestro actuar también; Por lo que necesitamos saber como actuar en esta guerra, entonces ante tal necesidad Dios decide enviar su Espíritu para que tengamos esa ayuda. Cuando nosotros nos dejamos guiar por Él logramos tener la victoria en la batalla y ese fue el objetivo por el cual Dios lo envió, Dios sabía que necesitaríamos una ayuda especial y que ninguna sabiduría humana podría actuar ante tal amenaza.
Este Espíritu es el que nos hace recordar todas las cosas como Dios quiere que nosotros sepamos, además cuando le hablamos a alguien de Cristo es el Espíritu de Dios el que lo convence de pecado (Juan 16:8), ya que no es lo que nosotros le digamos, ni las palabras más bellas, ni las más expresivas hará que el pecador se de cuenta de su condición delante de Dios.
Es pues el Espíritu Santo la herramienta que Dios ha designado para que podamos llevar a cabo este papel; además a través del Espíritu Santo es que Dios nos habla y nos instruye, es nuestra ayuda incondicional.
Claro esta que el Espíritu Santo, siempre esta a la espera de que nosotros le pidamos que nos guíe, pero somos nosotros los que decidimos si le buscamos o no.
Hermanos Dios nos ha enviado la mejor compañía, el mejor consolador, el mejor instructor, pues el Espíritu nos capacita de la mejor manera (1 Corintios 12:7-11), dándonos dones de acuerdo a como Él quiere, proporcionándonos una herramienta con la cual podemos trabajar y realizar nuestra función dentro del cuerpo de Cristo.
Todos hemos recibido un don, un regalo, por lo tanto usted tiene una responsabilidad, pues no se le ha dado ese don para que lo tenga guardado, o lo tenga sin uso, entonces es necesario que usted sepa cual es ese don que ha recibido y no solo saber sino que debe de ponerlo a trabajar en la obra de Dios.
Podemos decir que Consolador es como un paquete de bendiciones pues en Él tenemos descanso, tenemos un refugio, tenemos un instructor; Es una ayuda perfecta
